Jubilarse o morir en el tajo

Jubilarse o morir en el tajo
La jubilación no llega a gusto de todos. Dos caras de la misma moneda: Aquéllos que sueñan con el subsidio anticipado y otros, que en cambio, continúan con sus oficios con 70 años o más. No obstante, para todos la propuesta del Gobierno de alargar la edad de jubilación ha sentado como un jarro de agua fría
Jubilarse a los 65 años está cada vez más difícil. Con la nueva propuesta del Gobierno de alargar la edad de jubilación dos años más, nuestros mayores deben asumir más años de trabajo para cobrar una pensión.

Sin embargo, abcdesevilla.es ha analizado las dos caras de la misma moneda: Por un lado, aquéllos que sueñan con un subsidio anticipado y, por otro, esas personas que siguen en el tajo con 70 y hasta con 80 años, bien por motivación, obligación o vocación. A esto hay que añadirle la especialización del trabajo, por lo que se ha tenido en cuenta esos oficios denominados «duros» a esas edades.

Manuela Chamorro tiene 60 años y trabaja como limpiadora desde hace 16. Si tuviera que trabajar hasta los 67 años existiría más riesgo en su trabajo, ya que es un oficio de retirar muebles, subir escaleras... Asegura que la propuesta es una locura, y que será el carrito de la limpieza el que probablemente la lleva a ella. «Si yo estuviera sentada en una mesita con mi ordenador y mi cojín cervical, a mí no me importa estar siete años más, porque estoy entretenida. Luego puedo ir al gimnasio... Pero entre mi casa y el trabajo no me quedan ganas de gimnasia». Tiene problemas de ciática, espalda, cervicales y hasta tendinitis en las manos, sin contar los mareos de agacharse para limpiar cajoneras. «Yo antes bailaba muy bien las sevillanas y ahora con dos vueltas me mareo», añade. Da gracias a que tiene trabajo, pero asegura que se deja a mucha gente en el paro y que la jubilación será peor.
Manuela, limpiadora de 60 años, tiene problemas de ciática, espalda, cervicales y hasta tendinitis en las manos


Albañiles y agricultores, sin descanso

Lo mismo le ocurre a Manuel Sánchez Huete, albañil de 52 años. Aunque ve lejos la jubilación asegura que en el oficio de la construcción la propuesta «no interesa», ya que por norma general a los 65 años llegan muy pocos. «Muchos piden la jubilación anticipada o la baja por enfermedad, es normal». La espalda y la cintura, son las que más se resienten tras la carga de trabajo, un trabajo que no descansa ni a sol ni a sombra.
Para los trabajadores de la construcción la propuesta «no interesa», ya que no llegan a los 65 años en el tajo


Tanto Maximino Mateo como Manuel Fernández Gutiérrez, ambos agricultores de 67 y 73 años respectivamente, aseguran que la dureza del campo -en el que han estado toda su vida- te deja tocado y que ya no están como cuando eran jóvenes cuando se subían al tractor de un salto y podrían estar hasta 24 horas pendiente de la siembra. «Nuestro trabajo termina cuando uno dice basta», explica Maximino. No obstante, comentan que la jubilación no les dejará mucho más de lo poco que ahora ganan con sus tierras.

«Se nota ahora más la lentitud a la hora de hacer los movimientos», cuenta Manuel. Ambos sufren constantes dolores en la espalda y las manos. «Cuando tienes 40 ó 50 años aquí ya estás rebentado, pues imagina con mi edad... Pero uno no tiene más remedio que seguir trabajando para salir adelante», añade.