28 de abril: día mundial de la salud y seguridad en el trabajo

28 de abril: día mundial de la salud y seguridad en el trabajo

CARMEN BOUZAS BERMEJO Este año conmemoramos el Día Internacional de la Seguridad y Salud en el Trabajo inmersos en una crisis económica mundial sin precedentes. Como consecuencia de ella, son miles los trabajadores que se están viendo abocados a engrosar las largas listas de desempleados, lo que supone en la mayoría de los casos, prescindir de la única fuente de ingresos de la que disponían para ganarse la vida.
Pero esta crisis no solo se refleja en aquellos que pierden su puesto de trabajo, ya que también está afectando a los trabajadores y trabajadoras que aún conservan su empleo. Desde UGT-PV estamos observando que las condiciones de trabajo y de seguridad y salud laboral se están viendo negativamente afectadas por el deterioro generalizado de nuestro mercado de trabajo, y mucho nos tememos que de continuar la actual coyuntura económica se incrementarán los ya altos niveles de precariedad laboral, que como ya se sabe, es el elemento que constituye una de las principales causas del deterioro de las condiciones de trabajo y de las altas tasas de siniestralidad laboral.
Resulta evidente señalar que toda mejora de las condiciones de seguridad y salud a nivel de empresa, precisa de inversiones económicas estables, y mucho nos tememos que algunos empresarios, ante la menor reducción de sus márgenes de beneficio, puedan llegar a considerar "prescindibles" algunas de sus inversiones en materia preventiva, lo que supondría un enorme retroceso en la evolución de nuestras condiciones de seguridad y salud laboral.
En este momento es habitual escuchar hablar de la necesidad de abordar cambios en nuestro modelo productivo, incentivando todo lo relativo al conocimiento, es decir, la innovación, la investigación, las nuevas tecnologías, la apuesta decidida por el desarrollo de actividades medioambientales, etc. Pero además de estos cambios, también cabría preguntarse sobre la necesidad de abordar modificaciones en lo que ha sido hasta la fecha el modelo de gestión empresarial predominante, si queremos alcanzar niveles óptimos en materia preventiva.
Desde nuestro punto de vista, la seguridad y salud en el trabajo es y ha sido uno de los principales elementos que deben analizarse a la hora de valorar el grado de idoneidad de un modelo de gestión empresarial. Habitualmente la prevención de riesgos laborales se ha abordado a través de disposiciones legales, más o menos coercitivas, dotadas de una amplia gama de medidas sancionadoras. Junto a estas, y como un complemento que en modo alguno ha de buscar la sustitución de los referentes legales, comienza a ganar peso dentro de algunas empresas la necesidad de ir más allá, superando lo mínimo y obligatorio.
La Ley de Prevención de Riesgos Laborales (L.P.R.L.) establece las normas mínimas que han de contemplar en materia preventiva, pero estas pueden y deben mejorarse en el seno de las empresas. El cumplimiento de la Ley no constituye un fin en sí mismo, una meta a alcanzar.
Desde UGT-PV observamos la L.P.R.L. como el punto de salida para una adecuada gestión y desarrollo de la seguridad y salud de la empresa. El tiempo transcurrido desde la entrada en vigor de la Ley -si algo nos ha enseñado-, ha sido el fracaso de la tendencia generalizada de las organizaciones al cumplimiento básico y formal de sus obligaciones preventivas. Este modelo "de mínimos" no ha proporcionado una progresiva y sostenida reducción de la siniestralidad laboral, ni siquiera una mejora sustancial de nuestras condiciones de trabajo. Desde la UGT valoramos la implicación y la participación de los trabajadores y sus representantes, como el factor que en muchos casos va a determinar el éxito o el fracaso en la incorporación de modelos de gestión de la prevención eficaces.
En este sentido, debemos señalar la necesidad de desarrollar cuanto antes la Estrategia Española de Seguridad y Salud en el Trabajo, especialmente en lo relativo a su objetivo tercero, y en particular a lo referente a los delegados y delegadas de prevención, tanto sectoriales como territoriales, lo que supondría una herramienta fundamental para hacer llegar la prevención a las pequeñas empresas, que acumulan el 30 % del total de los accidentes laborales registrados.