11-S, la fecha que cambió la Seguridad.

Después de once años desde que Al Qaeda perpetrara el mayor ataque terrorista que el mundo ha conocido, se pueden extraer algunas breves conclusiones sobre determinadas consecuencias que dichos ataques han tenido en la Seguridad en todos sus ámbitos, privada, pública, informática y para la defensa, a ambos lados del atlántico.









Es difícil de negar que los actos de terrorismo cometidos el 11 de Septiembre de 2001 han supuesto un punto de inflexión en la configuración de las relaciones de poder del mundo actual y, sobre todo, en la necesidad de asimilar nuevos riesgos y amenazas que irrumpieron en las sociedades del siglo XXI.

Podemos afirmar entonces que estos atentados cambiaron radicalmente la Seguridad en todas sus vertientes, para su estudio, comportamiento, y sobre todo cambió el manual de instrucciones que traía consigo.

No obstante el contexto de la seguridad ha ido variando en los últimos años, produciendo cambios en la gestión de la misma, haciendo que tanto la UE, como EEUU tengan que profundizar en reformas de la legislación en materia de seguridad.

A ambos lados del atlántico se estaría progresivamente asumiendo la necesidad de encontrar el punto medio adecuado entre prevención y preparación frente a diversos acontecimientos o desastres, sean del origen que sean. La prevención y eliminación de los riesgos no es total y por ello se debe mejorar la resistencia frente a estos.

La UE en este ámbito, si bien es cierto que ha evolucionado con la entrada en vigor del Tratado de Lisboa y la aprobación de documentos como el Programa de Estocolmo, o la Estrategia Europea de Seguridad, hace esperar expectativas positivas en materia de seguridad.

Pero esta, sigue retrasada en su falta de visión estratégica y de largo plazo.

Así mismo las tensiones existentes entre los paises miembros en materia legislativa hacen que la seguridad de manera intergubernamental como intrainstitucional, hacen que se vea afectada negativamente respecto a una acción coherente, coordinada y eficaz, que permita hablar de una verdadera política de seguridad interior europea.

Estamos ante un nuevo tipo de riesgos, cambiantes, son amenazas asimétricas, multidimensionales, transnacionales y globales, con la fuerte inclusión de las amenazas cibernéticas que están adquiriendo una fuerza mayor, en muchos casos, de lo que la seguridad puede prever o asimilar.

En temas de seguridad, bien por su experiencia propia, o por sus inversiones en la misma, es conocido por todos que EEUU es uno de los referentes, si no, el referente en esta materia, bien por sus buenas (y malas) practicas podemos decir que estas, en todos los niveles son seguidas de cerca por la UE.

Desde el atentado terrorista del 11 de Septiembre del 2001, el significado de la palabra seguridad cambio por completo para los EEUU, percibieron de forma diferente la amenaza terrorista.

Se dieron cuenta que las circunstancias particulares y los condicionantes históricos, políticos sociales e incluso burocráticos eran tomados en cuenta con insuficiente consideración.

El punto de partida, a parte de las decisiones socio-políticas que se tomaron desde la presidencia de los EEUU, fue la llamada Ley Patriótica Americana.

La Ley Patriótica Americana fue firmada el 26 de Octubre de 2001 por el presidente George W. Bush y aprobada por una abrumadora mayoría no solo por la cámara de representantes si no también por el senado de los EEUU estando reciente el atentado al World Trade Center.

Se ha hecho ya famosa la frase – “Si no tienes nada que esconder, no tienes nada que temer” – por la cual se define de manera muy resumida dicha ley, dado que ha suscitado grandes polémicas en cuanto a su legalidad, ya que sus detractores afirman que el argumento básico para la aprobación de la misma fue, la elección por parte del pueblo norteamericano entre su seguridad o sus derechos constitucionales, optando por restringir estos últimos para garantizar la primera.

EEUU por aquel entonces se dio cuenta que era necesario actuar en dos frentes claramente diferenciados, por un lado combatir la amenaza terrorista “en casa” y por el otro lado limitar el poder que tenían las facciones terroristas en el extranjero.

Para la primera se creó el “Homeland Security”, desde una perspectiva mas defensiva, mejorando la respuesta policial, tanto estatal como federal, el poder judicial, y la mejora en la defensa de las infraestructuras críticas para proteger el territorio y la población de futuros atentados.

La consigna aquí no pudo ser más clara el 11-S no podía repetirse.

Esta fecha por lo tanto pasará a la historia entre otras cosas, como la reorganización de mayor envergadura en el ámbito de la seguridad que EEUU realizaba en los últimos 50 años, tras la finalización de la II Guerra Mundial. Y que además esta misma afectara a la estructura mundial de la seguridad, tanto en procedimientos como en algo tan singular como un cambio de concepto y significado de la misma.

El terrorismo llego a ser un tema tan delicado en esos momentos que se llegaron a revivir los momentos mas complicados de la Guerra Fría comparable incluso con una amenaza nuclear. Es más, el término “homeland” dice mucho de los sentimientos que marcaron las reacciones estadounidenses, ya que no se utilizaba de forma generalizada antes del 11-S.

Desde un primer momento la “prevención” de futuros ataques terroristas fue el eje central de la política antiterrorista americana, por el cual se consideraba intolerable cualquier otro atentado terrorista sobre suelo americano. El objetivo de prevenir todos los taques fue muy criticado por quienes pensaban que lograr un 100% en seguridad por muchos recursos y medios que se empleen, es imposible.

A los pocos días del 11-S también se creo la Oficina de Seguridad Interior, que se transformo en pocas semanas en el Consejo de Seguridad Interior (Homeland Security Council) y la figura del Consejero de Seguridad Interior.

En 2009 el presidente Obama tras una revisión de la organización de seguridad del estado, fundió el Consejo de Seguridad Interior y el Consejo de Seguridad Nacional creando el Nacional Security Staff.

Así mismo se encargo a la Agencia de Seguridad Nacional (Nacional Security Agency) la ocupación de todos los temas relacionados con el ciber-terrorismo y la ciber-guerra, por lo que además de las siglas NSA se le añadieron CSS o (Central Security Service of Public Information). NSA/CSS.

EEUU, quiso reforzar su punto débil, el sitio por el que los terroristas habían logrado el mayor ataque terrorista de la historia, la aviación civil y los vuelos comerciales. Eso supuso el mayor cambio en política de seguridad que la aviación civil a sufrido en su historia. Cada vez más los niveles de seguridad se van aumentando según las amenazas de un atentado real se van produciendo, adecuando las normas a las nuevas formas o métodos utilizados por los terroristas.

Se puede decir que en estos 11 años se ha avanzado notablemente en la gestión de riesgos y amenazas de la seguridad interior en todos los niveles de responsabilidad, ya sea en el Internacional, Europeo, Nacional, y en todos los tipos de seguridad desde los métodos de defensa nacional hasta los procedimientos de seguridad privada.

Los atentados del 11 de Septiembre y posteriormente los de Madrid y Londres han sido un punto de inflexión que nos han permitido superar reticencias y obstáculos, propiciando un mayor protagonismo en materia de seguridad a la UE y la lucha contra el terrorismo.

Sin embargo, se reconoce que el nuevo contexto de seguridad hace indispensable una mayor coordinación y coherencia entre todos los agentes involucrados, sigue existiendo la tendencia de los Estados miembros de evitar perder el control de sus políticas y recursos en instrumentos y agencias de índole europea (e internacional) otorgando además al ciber-terrorismo la importancia que esta, está adquiriendo en los últimos años, que en ocasiones no es bien tratado desde un punto de vista de su análisis del riesgo.

En cualquier caso el Tratado de Lisboa inicia una nueva etapa, con mayores responsabilidades comunitarias y en la que se han puesto en marcha cambios institucionales de envergadura, pero cuyo impacto es aún difícil de analizar.

Editorial Segurpress.com

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